CRISTINA EUGENIA VALCKE VALBUENA



CRISTINA EUGENIA VALCKE VALBUENA
(Colombia)


LA HORMIGA

Por la rejilla del desagüe lucha contra la corriente
sus pupilas fijas en las patas histéricas
inmovilizada ante la escena
siente su corazón de hormiga.

De atrás viene la acción detenida
envuelta en la mortaja del desconcierto
habitó el triángulo tras la puerta...
Se acercan, son los hombres de la verdad
los del cuchillo,
conoció el hielo a la edad de las flores
la capturaron al  alba
se mecía confiada en la primera luz...
llegaron con las cruces de sangre
dueños de la justa medida dividieron la tierra
de este otro lado los rostros son ajenos
y el sonido de las palabras va marcado por el filo del metal...
minúscula quiere entenderse dormida
sus ojos la delatan
desde su triángulo vigila y conoce
no se atreve a huir
la grieta que trazaron es infranqueable
teme desarticularse.
La pregunta se gesta 
crece llena de ramas, de hojas, de letras
decapitan los recuerdos
ella tiene hilo y aguja
cada día recoge una cabeza
para coserla a su vestido
no entiende por qué han alterado el tiempo
no hay luz
menos la noche
sólo una oscuridad sin nombre.

La ve escurrirse frenética
aferrada al deseo
quieta deja que se deslice por la cañería
no sabe de salvar ni de salvarse.


MI NIÑA

Niña pálida
con la sangre escondida
en algún recuerdo
gimiente.
Niña ojos
chorrera
sal en las mejillas
niña océano
toda la sal del mundo
sobre tus mejillas
estatua de sal.
Niña grito ahogado
silencio
forzada mudez.
Niña niña
boca sin arco
hilo
aguja
labios zurcidos 
manos tontas
contra tu cuerpo.
Niña huesos largos
triscados
trocados
cuerpo sin huesos
sin forma.
Niña de cabello triste
cercenado
mutilado
mustio.
Niña de pies diminutos
de miedo en los dedos
niña que no pisa
que no pasa
que se atasca
niña que no es pausa
ni río.
Niña quieta tras la puerta
niña que no mira a la ventana
que no sabe extender la pupila.
Niña quebrada
pequeña niña
mi niña
yo.


QUÉ HACER CON LA ETERNIDAD

Ha sido expulsada del infierno
las llagas en los pies y en la lengua la hacen ir despacio
condenada a vagar junta yerbas del camino sobre las heridas
y abre su boca a la lluvia
qué hacer con la eternidad...
Recogerá la rosa y las púas de la rosa
recogerá el polvo,  el lago, el nido, la serpiente,
todo lo pondrá sobre la montaña hasta que el sol la estalle.
Antes al menos tenía un infierno
-nadie querrá lamer sus heridas,
su sudor es de azufre y quema-
intentará repetirlo
hermanarse en los flujos con lo otro
lo desconocido.
Mientras piensa se marchitan las flores
sabe que no puede volver
añora el beso ácido sobre su vulva
la incineración lenta del vientre
la caricia dolorosa pero compañía
¡no te vayas... ! alucina
nadie la detiene
ha sido expulsada del infierno.


LA FUENTE

Desde su fortaleza de lágrima vigila
un alboroto de alas trae recuerdos de la roca y del abismo.
Nada vale el arte divinatorio
terca cubre sus párpados con aceite para velar la luz del destino
y cruza las ramas de la oliva
 ningún dios la asiste.
La rapaz sagrada se acerca
confiada repite la ofrenda de su vientre
cree que esta vez sí  es el ave libertaria.
Guardada en la memoria tiene una copa, dentro, el océano,
en este poder se sumerge, nada la arredra.
El pico fiero empieza el festín
no escatima tormento
cae la veladura de los ojos
y el haz premonitorio descubre el vacío de sus entrañas.
Ella toma la copa oculta
fluye una barrera de gruesas gotas   
lentamente llena su centro
restituida la parte devorada conserva aún el océano
y lo guarda en actitud de previsión
sabe que volverá a derramarlo.


NASRA ALÍ

Nasra es una de esas niñas que se quedará en el hospital
cuando reciba el alta médica pues no tiene a dónde ir.
Informe de Brigadistas en Irak

Nasra escucha el bramido de las bestias
sus hermanos se hicieron mariposas
viajeras de la luz que aún le queda.
Por el pasadizo secreto corre libre
lleva el nudo de su alumbramiento
todos baten las alas y se acercan.
El hollín enrojece
las entrañas abiertas hablan
desentrañada
desahijada
desbriznada
cambian una y otra vez
las sábanas.
La mujer que la cuida teme que despierte
presagia en el rostro de ocho años
el viaje circular
la longevidad de la raza.
Será una anciana huérfana
con ojos abismados
un bramido expansivo la perseguirá
los bestiales sembraron los racimos de la ira.
Cuando vuelva a mirar
sabrá que la casa Alí voló
que nubes de cal y arena 
envolvieron el ascenso de los cuerpos.
No entenderá nada
oscura
silenciosa
vivirá dentro del túnel...
Nasra escucha el bramido de las bestias.

4 comentarios:

  1. Querida Cristina:
    Me quedo en tu dolor ensimismada; que fuerza para expresarlo, que dolor más lúcido el tu palabra.
    Conmovedora tu poesía, un deleite este hallazgo.
    Mi afecto y admiración.

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  2. Amiga, aunque no soy muy experta... debo decirte que tu poesía me hizo remontarme a la Generación del 27 con Bretón a la cabeza! Esa ruptura de lo cotidiano, esas imagenes visuales a las que tu palabra nos conduce. Muy bello poeta, mis respetos!

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  3. Nasra, una de las tantas niñas huérfanas y víctimas de la injusticia, el terror y en fin, del hombre que es la bestia del hombre. Una imagen que se me quedó latiendo después de haber leído ese poema visceral. Una se siente madre de esa niña que nunca se verá.

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  4. Amiga , hermana , un canto , desgarrador a veces. a la mujer ; me han parecido tus pòemas.
    Un abrazo fuerte, desde San Luis -Argentia-

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